PLACER SIN CULPA: CÓMO ARMONIZAR DESEO Y ESPIRITUALIDAD

mayo 2, 2024

No es casualidad que las fuerzas del deseo y el placer estén tan reprimidas en la historia de la humanidad y en la actualidad. Son los poderes que crean y modifican la vida, no sólo en el aspecto sexual, sino en los más diversos ámbitos de la vida humana. Sin embargo, sabemos que todo lo que se reprime moral y religiosamente adquiere mayor poder en nuestro subconsciente, dando lugar a distorsiones como la culpa y las adicciones. Después de todo, ¿qué puedes hacer si tienes el deseo de comer algo que no deberías, pero aún así quieres hacerlo? ¿Qué puedes hacer si tienes el deseo sexual de un fetiche y la sociedad lo considera incorrecto, pero tú sigues deseándolo? No es una prohibición externa lo que va a impedir que sientas deseo. 

Me doy cuenta de que la gran confusión reside en que algunas vías religiosas y espirituales no tienen en cuenta que el deseo y el placer forman parte de la vida. De hecho, el placer es uno de los propósitos de la vida humana, vital para la salud mental, emocional y física, esencial para nuestro bienestar. Pero el placer debe alinearse con otros fines, sin que se convierta en el único motor de tu camino. Vivir sólo en busca del placer, satisfaciendo tus deseos, no colmará tu existencia. 

El placer es la realización del acto de desear, por eso entiendo que el placer es la fuerza que da forma a nuestro destino. Somos lo que es nuestro deseo más profundo, porque es desde el deseo desde donde se dirige nuestra fuerza de voluntad, dando forma a nuestro destino según nuestros pensamientos, palabras y acciones. Así que me doy cuenta de que el placer es la llave espiritual que tiene el poder de abrir la puerta del infierno o del cielo dentro de nosotros, entendiendo el infierno como una vida creada por nuestro yo inferior y el cielo como una vida creada por nuestro yo divino. 

Necesitamos satisfacer nuestros deseos de placer en la vida, siempre que nos hagan bien y no perjudiquen a nadie más, siendo una acción libre de violencia. Al hacerlo, hacemos que nuestra vida sea más alegre y satisfactoria. Al mismo tiempo, estudiamos las partes de nosotros que sienten placer por cosas que nos perjudican a nosotros o a los demás, porque desear este placer orientado negativamente dirigirá nuestro destino por un camino contrario a la iluminación. El placer debe ser gestionado por el yo consciente, que sabe lo que es bueno para ti y lo que es más importante para tu camino hacia la liberación espiritual, aprendiendo a dirigir el deseo hacia lo que contribuye a tu ascensión. 

Sabiendo que ésta es una etapa importante de la vida humana, pero no tan importante como la liberación espiritual, que es el objetivo de la vida. Y para alcanzar la liberación espiritual debemos renunciar al deseo en algún momento. Buda dijo sabiamente que el deseo es la causa del sufrimiento, porque sufrimos si no alcanzamos la meta deseada y sufrimos si la perdemos. Si podemos ser ecuánimes tanto cuando se satisface nuestro placer o como cuando no se satisface, si esto no nos causa sufrimiento, podremos liberarnos.

Creo que puedo contribuir a este tema haciendo hincapié en que no hay nada malo en satisfacer tus deseos, siempre que estén sabiamente canalizados en actividades que proporcionen placer sin causar sufrimiento ni a ti ni a los demás. Es esencial que estos deseos no se conviertan en cadenas que nos aprisionen; la incapacidad de satisfacerlos no debe ser fuente de angustia y sufrimiento. El deseo y el placer deben experimentarse con sabiduría y alegría, libres de culpa, porque merecemos disfrutar así de la vida.

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