
agosto 9, 2020
Considero que uno de los puntos más sensibles de esta tormenta que estamos atravesando es lo que estamos haciendo o dejando que se haga con los indios de Brasil y con el medio ambiente.
Las consecuencias de esos actos y negligencias ya son irreversibles. Pero podrán volverse aún más severas. Es urgente que podamos abrir los ojos para lo que está sucediendo. Y que podamos comprender que una tierra sin guardianes se vuelve una tierra de nadie.
Estoy aún muy impresionado con nuestra falta de entendimiento sobre las leyes básicas de la existencia. Un árbol sin raíz no puede dar frutos. Un árbol frutal en un ambiente devastado no puede tener los nutrientes para seguir dando frutos. Nosotros somos ese árbol frutal. Nuestros frutos son la belleza, el amor y los dones y talentos que pueden hacer el bien para nosotros mismos y para nuestra comunidad.
Las raíces que alimentan ese árbol son nuestros ancestros, antepasados y los pueblos tradicionales – que, tratándose de Brasil, son los indios y quilombolas- y el ambiente que tiene que ser preservado para que tengamos los nutrientes para nuestro desarrollo sano son nuestras selvas, sierras y ecosistemas naturales incluyendo los ríos y manantiales de agua. Son esos los elementos que nos garantizan la vida.
Es un error grosero e incluso estúpido pensar que seremos autosuficientes sin esa retaguardia. Rezo para que ese entendimiento pueda ser iluminado.